Los pros y contras de las plantas eléctricas
La Revolución Industrial dio pie a una serie de cambios introducidos en las sociedades modernas que bajo la égida del progreso aceleraron y extendieron una modernización singular en todo el hemisferio occidental,relegando de esta manera las energías básicas como el carbón en provecho del suministro eléctrico, y cuyo correlato ha sido un aumento importante en la demanda de este tipo de energía en los países desarrollados y en vías de desarrollo, cercano al 90%, en este último caso.
Todo esto nos hace pensar que la dependencia por la energía eléctrica es vital para el funcionamiento normal de nuestras sociedades y que, no es exagerado pensar que un corte del suministro eléctrico que sea prolongado paralizaría por completo la estabilidad, funcionamiento y armonía de ciudades enteras, con consecuencias inimaginables.
Las plantas eléctricas vienen a convertirse en un aliado importante en momentos en que un déficit de suministro de la energía es inminente. Estas plantas son básicamente máquinas generadoras de corriente por medio de un motor de combustión interna.
Alquilar o no alquilar un planta eléctrica; he ahí el dilema
En efecto, el mito del progreso ha logrado hacernos dependiente de la energía eléctrica. Por ello, las políticas estatales y municipales tienen legislaciones que exhortan a lugares como comercios, restaurantes, centros comerciales y espacios que presten servicios afines a contar con una planta eléctrica.
Es decir, para el sector de servicios público es una ventaja clara contar con un generador de electricidad como una planta eléctrica en caso de que el déficit del suministro comprometa sensiblemente el normal desenvolvimiento de las cosas, sea que el corte del suministro haya tenido su origen en un desastre natural, como una tormenta, un terremoto o un fuerte sismo; sea porque la capacidad de suministro no es suficiente porque superó la brecha de su capacidad o, porque el corte momentáneo del suministro eléctrico ha sido necesario para desempeñar alguna actividad.
Sin embargo, hay que considerar en qué contexto se requeriría contar con una planta eléctrica en vista de ciertos puntos que la hacen poco deseables. Por ejemplo, el costo económico que tendría solicitar el servicio de una planta eléctrica para atender un déficit grave que implica varias semanas impacta considerablemente el capital de una empresa e incluso de un país; no obstante, hay países que pierden hasta 40 millones de dólares estadounidenses por cortes de luz prolongados y recurrentes.
Visto desde una óptica más social, y como mencionamos más arriba, el uso extendido de las plantas eléctricas tiene un coste considerable tanto en el medio ambiente como en la personas en la medida en que al ser generadoras de energía eléctricas a base de combustible emanan sustancias tóxicas que comprometen tanto al medio ambiente como a la salud de las personas.
En cualquier caso, lo ideal es que las plantas eléctricas sean solo provisionales y solamente sean usados para atender casos muy puntuales mientras el déficit energético sea resuelto.