Dado al acelerado crecimiento de la población mundial y evolución de las tecnologías se hace inminente la necesidad de migrar a otros tipos de fuentes de energías, además, de la generada mediante el uso de los recursos no renovables o también llamadas tradicionales (carbón, petróleo y gas).
Razón por la cual, resulta fundamental la puesta en marcha de proyectos rentables y monetariamente accesibles, que permitan mantener o sustentar nuestro actual consumo.
De ahí, la implementación de otras fuentes como las alternativas que permuten e igualmente disminuyan la vertiginosa demanda de energía eléctrica, la cual a nivel mundial es cubierta en su mayor parte por fuentes tradicionales.
Es por ello, que la aplicación de estos proyectos no solo supone el incremento de las fuentes de producción energéticas y así logar dar abasto en el suministro de luz a todas las comunidades sino que además se convierte un gran aporte económico al país. Por este motivo las fuentes energías provenientes de recursos naturales han tomado tanto impulso en el mercado, siendo cada vez más los países que se suman a este tipo de ideas.
En esta perspectiva, podríamos acotar que entre las fuentes de energía renovables más conocidas o empleadas en la actualidad se encuentra: la mareomotriz (mareas), hidráulica (embalses), eólica (viento), solar (Sol), geotérmica (interior del suelo) y biomasa (vegetación).
Sin embargo, esto no significa que sean las únicas o las más eficientes, puesto que, existen otras alternativas entre las cuales podemos mencionar; la energía nuclear de fusión, los biocarburantes y el hidrógeno.
Por otra parte, un punto a favor que ha sido el motivo principal de su aceptación es que contribuye a la preservación del medio ambiente, al mismo tiempo que permite el disfrute de un servicio que hoy en día se ha vuelto indispensable.
¿Será el fin del uso de las fuentes de energías no renovables?
En una edición anterior se plantearon las razones por las cuales los expertos aseveran que aún falta tiempo para que en los países de Latinoamérica dejen de ser dependientes de la energía generada a través de los hidrocarburos, el carbón y el gas.
Es decir, no se trata del fin de los recursos no renovables por el contrario, se trata de cómo ha evolucionado la tecnología y el humano para hacer un uso más eficiente de los recursos y el equilibrio con su entorno.
Ahora si bien, es cierto que diversos expertos en la materia han afirmando que evidentemente llegará el punto en el que los recursos no renovables se irán agotando y mermará su producción, se ha ido perfeccionando las técnicas para preservar dichos recursos no renovables.
En este sentido, es vital la explotación de la energía natural, que en consecuencia ayuda a garantizar el suministro de energía eléctrica y por ende la actividad económica (comercial, agraria e industrial) de un país.
Finalmente, cabe destacar que no hablamos de una competencia entre una y otra sino de la expansión y aprovechamiento de nuestros recursos de una forma consciente y eficaz que a la vez podamos disfrutar de un óptimo servicio eléctrico.